sábado, 5 de junio de 2010

Kawasaki GTR 1400: Oportunidad aprovechada



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En las carreteras de la Toscana pudimos comprobar cómo la nueva versión de la GT de Kawasaki borra de un plumazo las imperfecciones de su predecesora, y se convierte en la más segura y completa de las ruteras actuales.

Cambios declarados


La anterior versión de la GTR era una buena moto, una gran rutera a mejor precio, pero que llegó con algunos aspectos pendientes de ser pulidos para poder enfrentarse en comportamiento y capacidad rutera a los buques insignia de BMW, la marca que tradicionalmente se considera la reina del
segmento. El caso es que para 2010 contamos con una nueva versión que aparece repleta de dispositivos electrónicos en pos de un grandísimo nivel de seguridad, así como de una serie de mejoras en su carrocería y en su entrega de potencia que hacen que ahora sea prácticamente la rutera ideal. Y todo ello de serie, incluido un precio final que resulta extremadamente competitivo en su sector.

Cuando hablamos de cambios declarados lo decimos porque los anunciados en su parte ciclo son mínimos; tanto, que sobre el papel casi deberían resultar prácticamente imperceptibles: un nuevo neumático delantero con mayor grosor de capa de rodadura, una mayor precarga inicial del resorte del amortiguador y un nuevo sistema K-ACT de asistencia a la frenada; si bien discos, pinzas, bombas y frenos son los mismos que conocíamos. Más tarde analizaremos cómo funciona todo ello, pero ya os podemos avanzar que la 2009 y la 2010 son muy diferentes en cuanto a comportamiento en varios apartados. Y lo decimos con total certeza, puesto que Kawasaki saca tanto pecho de su nueva criatura, que dispuso unidades de ambas versiones, listas
para ser comparadas directamente.

La verdad es que por un lado es una prueba que admite que ciertos aspectos de la primera GTR debían ser corregidos, y al tiempo se demuestra que la firma se felicita por lo logrado con la nueva montura; les damos la razón en todo.

Motor depurado

Si bien no se anuncian cambios en los elementos mecánicos internos, el comportamiento del motor de la GTR ha mejorado mucho. La inyección es ahora suave, muy suave. En cualquier marcha se puede abrir desde el ralentí sin que se ponga a toser o se note un tacto áspero, y al abrir-cerrar no se siente apenas tirón alguno del cigüeñal. Nada que ver con algunos coceos abajo del todo que presenta el anterior modelo, que pueden provocar ciertas dudas a la hora de recoger el celerador en asfaltos complicados de curvas muy lentas.

Y si de suavidad de respuesta estamos hablando, hemos de comentar el buen hacer del KTRC, el primer control de tracción de la firma. Su funcionamiento se basa en la medición de diferencia de velocidad de giro entre ambas ruedas, para lo que emplea los sensores del ABS, amén de la lectura del pick-up (único parámetro determinante en el caso del KIMS de la ZX-10R).

La gran novedad es que, a diferencia del sistema desarrollado para otros modelos, el control del deslizamiento de la rueda posterior no se lleva a cabo únicamente retrasando el encendido y/o cortando la inyección, sino que al mismo tiempo se juega con el flujo de aire que llega a la admisión a base de modificar la apertura de las mariposas secundarias. El resultado es excelente, un tacto apenas perceptible a los mandos por el parpadeo del chivato luminoso correspondiente.

El sistema puede desconectarse a voluntad, pero la verdad es que una GT cargada hasta los topes, con dos personas a bordo, y que forma por tanto un conjunto cercano a los 500 kg en movimiento, necesita del control de tracción y del ABS para evitar sustos innecesarios en situaciones delicadas.

Dado que en el fondo el KTRC no es más que un complejo software que se combina con los elementos ya existentes, su incorporación no añade ni un gramo de peso al conjunto de la moto. La inyección también cuenta con dos programas seleccionables a voluntad: el estándar y el económico, que se dedica a optimizar la gestión del combustible a fin de aumentar la autonomía. Además de eso, en cualquier tipo de conducción aparecerá un indicador en el cuadro que nos dirá si estamos manejando el vehículo de modo ecológico, optimizando el consumo.

Otra gran novedad de la GTR viene a cuento del ABS que citábamos hace un par de párrafos: es el K-ACT, un sistema de asistencia a la frenada que ejerce de repartidor entre la pinza trasera y la delantera derecha, atendiendo a complejos programas que miden la intensidad con la que se desea frenar y la velocidad a la que nos desplazamos. Su módulo de gestión controla también el trabajo del ABS.

Se trata de una evolución del modelo estrenado con la VN 1700 Voyager, pero mucho más rápido y ligero. Dispone de dos modos de funcionamiento, el segundo se dirige a un uso en condiciones delicadas o a dúo y es un tanto más intrusista que el primero, que proporciona un tacto inicial mucho más directo; tanto, que trabaja por nosotros, pero sin que se aprecie diferencia en cuanto a sensaciones respecto de un conjunto convencional.

Revolución, pero menos


En el puesto de mandos hay muchos cambios, aunque la mayoría son sutiles: el instrumental es análogo al conocido, pero dispone ahora de indicadores relativos a todos los nuevos gadgets anteriormente citados, de temperatura de aire exterior, o de presión de neumáticos, cuyos sensores se incluyen también de serie. La guantera que antes se ubicaba sobre el depósito pasa al costado izquierdo y dispone de cerradura electromagnética automática ligada al KIPASS, el arranque mediante tarjeta de proximidad de Kawasaki. Lo único que debemos recordar es no llevar jamás el transpondedor, a modo de llavero, en dicha guantera, puesto que si quitamos el contacto y nos alejamos, la llave quedará retenida en las entrañas de la propia moto.

Como decíamos al principio, los retrovisores se han elevado unos cuatro centímetros, lo justo para asegurar que se verá algo más que las maletas. Es cierto que algo aparecen en el tercio inferior, pero no se impide la correcta retrovisión, lo que tranquiliza en marcha. Ahora los nudillos están, al tiempo, mucho mejor resguardados frente al frío y la lluvia, lo que pudimos comprobar en primera persona. En combinación con los puños calefactables, que disponen de un gran y preciso reóstato junto a la guantera, harán que no necesitemos guantes de mosquetero salvo en los días más duros.

Y si hablamos de protección, no podemos dejar de alabar la nueva pantalla y el rediseño del carenado lateral. El primero de los elementos ha visto ampliada su superficie por las esquinas, por lo que el aire llega a los hombros mucho más suave, al haberse realizado dos tomas de aire laterales bajo la misma, con lo que se consigue evitar la práctica totalidad de los rebufos que se generan a alto ritmo con la pantalla en posición elevada.

Sigue disponiendo de regulación milimétrica motorizada y se incluyen ahora además cuatro posiciones prefijadas.Con mis justitos 1,72 m, y aceptando que el viento me incidiese en el casco, me resultó especialmente cómodo circular con la pantalla en la posición más baja. Los hombros seguían perfectamente resguardados, así que incluso los más altos podrán sentirse al amparo de su aerodinámica.

Las rodillas bien, gracias.


No lo digo por mis maltrechas articulaciones, sino porque el desagradable
efecto de calor que se encontraba en el anterior carenado al parar o circular a baja velocidad, debido a que las salidas de aire del radiador incidían en exceso en rodillas y pantorrillas, simplemente ya no existe. Se cambiaron aquellas salidas por unas dotadas de láminas al más puro estilo Ferrari Testarossa, que consiguen extraer más aire del motor –lo que mejora considerablemente la refrigeración-, pero que además lo lanza lejos de nuestras extremidades.

El caso es que todo ello ha mejorado un conjunto que funcionaba bien, pero que contaba con detalles por pulir, como buen diamante. Si en una gran GT logramos mejorar la aerodinámica, la seguridad, el equipamiento y la capacidad de carga, está claro que el logro es de entidad. Pero es que, de rebote, ha mejorado el comportamiento en curvas lentas, único pero de la parte ciclo de la anterior GTR, ya que en tramos rápidos siempre ha proporcionado un óptimo equilibrio entre aplomo y manejabilidad.

Como se nos insiste en que no hay cambios en cuanto a chasis salvo por los reglajes del amortiguador y el nuevo neumático delantero, planteamos también la posibilidad de que los antiguos propietarios de las GTR mejoren las suyas con algo más de precarga y el nuevo Bridgestone BT 021 F U.

Quienes no la tengan, y se hayan fijado en una moto bávara con maletas, que piensen que por menos del precio base de algunas de ellas se encuentra una Kawasaki muy completa y depurada.

Información extraída de: http://www.motofan.com

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